lunes, 28 de octubre de 2013

Lou Reed, El Cuervo


"I'm an artist and I can be as egotistical as I want to be"
 Rebel, Rebel que diría Bowie.

I don't know just where i'm going
but i'm gonna try for the kingdom, if i can
'cause it makes me feel like i'm a man
when i put a spike into my vein
and i'll tell ya, things aren't quite the same
when i'm rushing on my run
and i feel just like jesus' son
and i guess that i just don't know


Cantaba el propio Reed en Heroin. Declaración de principios. Necesitaba algo más, y “ya puestos” decidió transformar los cimientos del rock, ser el precursor del punk, del glam rock, del rock independiente, y llevar la poesía de Poe al rock, ¡siempre rock!, siempre inquieto en su noche pavorosa, (le obsesionaba el poema “El Cuervo”).  
  
Para frenar su hiperactividad recibió siendo muy joven varias sesiones de electroshock. Todas esas corrientes alternas no afectaron a su privilegiado talento, y sí se manifestaron en notas musicales  (“si tiene más de tres acordes es jazz” – mencionó en alguna ocasión), a través de unas más que cargadas venas, esa voz fresca y desgarrada, y un sonido roto y único de guitarra. Warhol que no era tonto lo supo ver rápido, era atormentada inspiración en movimiento, y lo captó para su secta. Ahí comienza su leyenda (el primer disco de la Velvet es un hito en la historia rock), que más tarde se agiganta en solitario. Porque Reed no podía ser segundo plato de Nico, aunque esta última fuera maravillosa.

New Yorker hasta la médula y decir basta, de Brooklyn para más señas, hijo de su contracultura, practicante y creador de su underground. Provocador, poeta maldito, depresivo, tierno, brillante, positivo, fosco engendro de la noche oscura (El Cuervo), como un fogonazo de guitarra eléctrica no se puede medir su genialidad.  Nunca pasará de moda su “Walk on the wild side” , su “Sweet Jane”, su “Perfect day” para mí, (su disco Transformer”  es un diamante en el escaparate de la música), el que lo probó lo sabe como diría el otro. Berlín, (hablo de la canción, hablo del album),es otra joya de no sé cuántos quilates, precursora de lo que después haría también magistralmente Tom Waits, es decir, tocarte las entrañas con la voz.
Siento mucho la muerte del genio. En estos casos sobran las palabras, pero las suyas perdurarán, de eso estoy seguro. Queda Lou para rato. Larga vida, larga vida al rock an roll. Descanse en paz maestro.

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