Una vez me dijeron que no sé lo que significa
la palabra humilde. Puede ser cierto. Lo que sí sé, es distinguir a alguien
genuinamente humilde. Es más fácil si es poeta, aunque siempre
habrá excepciones, Dalí a modo de ejemplo, idem Nietzsche. Este último dice que «sin música, la vida sería un error», craso error,
no al menos si eres Sugar man, un tipo humilde que lleva la música por dentro y
no hace falta que haya dedicado su vida entera a componer.
Sugar man es una leyenda, un Bob Dylan de raíces mejicanas, un
currante, un dandy, un músico genial desconocido por el gran público (o quizás
no tanto), y un poeta con mayúsculas. Por eso esta historia merece ser contada,
este documental es tan necesario como el agua.
Nadie sabe en dónde está Sixto, (así lo
llamaron por tratarse del sexto hijo en la familia), últimamente nadie lo ha visto, nadie
sabe si está vivo, si murió descerrajándose un tiro o se inmoló prendiéndose fuego (como en aquella carátula mítica de cd de los Rage Against the Machine)en mitad deuna actuación. Es una incógnita el por qué dejó de componer y abandonó su guitarra.
Sugar man es Sixto Díaz Rodríguez, más conocido comoRodríguez, y es una leyenda porque su música levantó a millones de jóvenes en contra del
apartheid, encarnando una auténtica revolución espiritual y musical en África. Suyos son dos albums; Cold Fact (
1970), yComing from Reality (1971), dos auténticas joyas del blues, de la psicodelia, de la poesía, del rock an roll al fin y al cabo. Dos
diamantes en bruto, con un repertorio de canciones de letra pulida, tan sabias
quedesentumecen los músculos y devuelven la esperanza en un mundo un poco
más libre, un poco mejor (un poco nada más).
Sólo hay que ver una de las fotos de este
hombre, (ante todo es un hombre tranquilo, como John Wayne en aquella película), de este artista, para saber qué clase de poesía es
su poesía, y hacerse una ligera idea de qué
clase de música compone. Siempre de negro, como Cash, (que cuándo le preguntaron por qué vestía siempre así, dijo que cuando
el mundo mejorara cambiaría de color), como Loquillo, enfundado bajo unas eternas gafas oscuras, con un aura de místico, de
monje, de sabio. Si entonces te aventuras a escuchar su música, te sorprenderá
esa voz única y no tendrás otra escapatoria más que dejarte atrapar por esas
canciones que arrebatan el alma. Porque esa
imagen de dandy trasnochado, de tipo que sabe de qué va esto, de cómo funcionan
en realidad las cosas, es auténtica, es genuina, es brutalmente sincera, no hay
apariencia, no hay soberbia, tan solo la humildad del poeta. Disfruten y escuchen, no les decepcionará.
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