lunes, 4 de noviembre de 2013
23:05 gin-tonics
Las
once y cinco gin-tonics de la
noche. Sepultado por el tintineo de copas, silenciado por la
estridencia de carcajadas impostadas, asediado por enjambres de ojos, acosado
por la alegría très chic, atrapado en trincheras de corbatas y tacones,
naufragando en un sofisticado mar de desinterés, arrinconado por el anonimato,
paralizado por la mascarada, aferrado a la barra libre en extinción, aplastado
por una anodina bóveda de escayola, difuminado en una niebla de cigarrillos,
ninguneado por un bosque de espaldas de seda, perdido en un salón de cien
metros cuadrados, asfixiado por la corbata del compromiso, desterrado a ninguna
parte y encadenado a la cortesía, Dylan Wright miraba la puerta de salida
a un millón de excusas de distancia.
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