Días que pesan demasiado justo antes del anochecer.
El desconsuelo es casi imperceptible en los ojos
que se amparan en un sueño mortecino.
Pero hay que resistir,
o acabaré acortando los días sin remedio
hasta que no quiera despegar los ojos ni un solo minuto.
Esta irrealidad es mayor
tras las noches largas y sin medida.
Despierto con un ligero dolor de cabeza
y la sensación de ser menos que media alma
arrugada como una bola de papel.
Con el paso de las horas trato de alisarla
pero el esfuerzo desgasta los pliegues.
En los días irreales parece que
tantas risas, y tantas copas y tantas palabras
debieran compensarse
con alguna fuerza contraria.
Supongo.
Poética resaca.
ResponderEliminar¡Muy bien, Mariví!
Borracho
ResponderEliminarSí, creo que de algún modo el discurso tiene que pasar por esto.
En el silencio de la noche la noche canta y se iergue en himno.
Busco secretos que se enfundan bajo la sombra de algún pensamiento extraviado.
Desde el estómago doy a tientas pasos desnudos, me acecha el alba.
La mar de fondo en una postal sobre la barra.
No me preguntes nada, estoy borracho.
Mencantó Mariví!
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