Ha muerto Tony Soprano o, lo que es lo mismo, James Gandolfini, actor que gracias a esa serie de culto de la HBO, abandonó la injusta penumbra de los actores secundarios, para instalarse en el olimpo de los antihéroes televisivos modernos, personajes siempre dispuestos a recordarnos que hay hijoputas en la ficción con mejor corazón que muchas personas de las que ves todos los días. Curiosos tiempos estos en los que la maldad ficticia reconforta los sinsabores de la vida real.
Pocas personas le recordarán ya por sus papeles en Amor a quemarropa, Fallen, Asesinato en 8mm, The Mexican, Asalto al tren Pelham 123, Donde viven los monstruos, Mátalos suavemente o La noche más oscura, entre muchas otras películas. Gandolfini será por siempre Tony Soprano, uno de los cabrones más carismáticos, adorables y rotundos de la televisión. Un papel que bordó hasta la excelencia y que le reportó un Globo de Oro, tres Emmy y cinco Premios del Sindicato de Actores. Reconocimientos para agradecer lo intangible, salvoconductos para la inmortalidad. Persona y personaje fundidos para siempre en la memoria colectiva.
Como ocurre en estos casos, han tardado poco en lloverle coronas de flores verbales. No sé si como ser humano fue un hijo de puta, pero sí sé que como actor se ganó mi admiración y como Tony Soprano, mi cariño. Así que hoy siento más pena por su pérdida de lo que lo sentiré por la de muchas personas mucho más conocidas por servidor.
Una vez más, tengo la sensación de que, en este valle de lágrimas donde moramos los puteados hijos de Eva, los buenos nos preceden en el camino al otro lado, a la nada, al hades, al más allá, al Cielo o al simple recuerdo provisional. Y aquí nos quedamos aún los que estamos pendientes de juicio; los que pudimos, podemos y podremos disfrutar siempre de una serie que nos mostró cómo la Mafia puede tener más fondo, valores y virtudes que muchas personas de las que se consideran decentes y honradas ("Sólo jodemos al que merece ser jodido"). Una serie que, como este artículo, tuvo en Gandolfini su razón de ser, su principio y fin. Ciao, Tony.
Me ha encantado como has tratado la muerte de uno de los grandes de la actualidad. http://www.gesdataconsulting.es
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