(Con todo y sin eso, con tanto).
Con la voz en la sangre del desvarío.
Con la sombra del eco.
Con letargo.
Pobre hombre, animal humano que se enhebra los dedos con harapos.
Un remiendo en el costado izquierdo.
Razón y sinrazón, marionetas y cuerpos.
Perros de paja, versos construidos a base de ciudades y labios.
Momentos.
Canciones y citas.
Con el pulso en los hombros.
Con la inspiración que surca cada rostro en sus ojos.
Con todo y sin eso, con tanto.
Termina el cuento tú que yo no valgo...
Termina el cuento tú que no me queda sangre entre los dedos, ni en las manos.
Termíname el bordado sobre el pecho para seguir viviendo.
Para poder vivir susúrrame en los huesos.
Qué no me falta el tiempo, qué no hay tiempo.
Qué tengo miedo al miedo, qué no hay miedo.
Vuelas prendida de mi mano y yo vida te suelto,
Para que vueles libre y así no tengas miedo de llegar sin tiempo.
Allí donde anidan las almas que han perdido los pájaros.
La vida es un remanso de corazón latiendo bajo el péndulo.
Su reino es el ocaso.
Oh pobre, pobre, pobre animal humano.
Con la voz se hizo un bordado,
Con la arena tibia un manto.
Fue tejiendo sombras con hilo de la lluvia.
Libando las olas hizo de mar su antorcha.
Naufragaron muchos barcos bajo la espuma.
Ya no te reconozco dijo su amigo; Estas girando,
y giro yo contigo y pierdo yo.
Él no le hizo caso.
Colmado el corazón, dia-pasonando,
Se irguió ante la mentira y gritó: ¡Alto!
Ya no te reconozco dijo su amigo: No tienes sinrazón
No tienes desvergüenza, estás faltando a toda la mentira que existió.
Das vueltas y más vueltas, acción-distanciamiento,
¿Aún no te has mareado?
No ceses - contesté yo- en tu empeño vano de amortiguar el desconcierto,
Estás envuelto en un péndulo perpetuo.
Distancia que el olvido te arrancó.
Él dijo:
Deseo sajar el cielo,
Penetrar en la esfera,
Abrirme paso.
¿Para qué? - preguntó su amigo.
Para no ser mientras vuelo,
Para añorar lo que he amado,
Para presentirme lejos.
¡No te entiendo! ¿Por qué ese vuelo? - dijo su amigo.
Vuelo para ver lo que he perdido,
Para engañar a ese cielo,
Para acariciar la luna,
Para poder ver de lejos las escamas de las olas.
¡No te entiendo! - dijo su amigo.
Pobre, pobre, pobre animal humano.
Oh pálido tiranos, aún más pobres, con todo y sin eso.
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