Si ya es difícil narrar una sola
historia, mucho más tres en una.
Si además se cruza el destino en la ecuación, el reto de Derek Cianfrance (guionista y
director, no olvidemos este detalle, siempre interesante) es más que loable.
Caminos cruzados toca un tema
recurrente; “El destino”, bifurcación, meandro, cauce, drama, derivación, lucha de
fuerzas contrapuestas, lugar remoto en medio del bosque, bajo los pinos. Cierto es, que siempre hay
una causa y es el movimiento inexorable de la vida el que define la senda por la que se transita, pero aquello que dejamos
atrás confluye siempre en un punto futuro.
Esta película es un interesante experimento
técnico y un ejercicio de montaje que no se hace pesado, (pese a su metraje no
es descabellado pensar que se quedaron pasajes en el tintero). Parte de un joven
nacido para cabalgar su moto, y como en toda buena historia dramática no falta
la historia de amor ni la mujer hermosa. El miedo es la fuente generadora del
desenlace, y la ambición y el legado definen la trama. A grandes rasgos así la
veo. Está película contiene pinceladas de gran cine, otras quizá se pierden en
el claroscuro.
Respecto a los actores, qué
decir. Elenco de guapos protagonistas. Ray Liotta tiene ya cara de poli
corrupto. Bien interpretada, no se pueden poner peros.
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